Arte mexicano en salvavidas
Columna: El Mogador
Por: Tiaredth Zuñiga
El arte se perpetúa en el alma y la memoria, es un civilizador que educa, es un ente con cualidades terapéuticas, sincretiza, conecta y cataliza lo que nos acontece como seres humanos. Esto podrá sonar mágico, pero no es así. Es una actividad difícil de sostener para el grueso de la sociedad y, sobre todo, es un medio para vivir; es el sostén de una familia o del individuo que lo eligió como camino.
De acuerdo con la asociación No vivimos del aplauso, en el país el 90% de las actividades culturales no son lucrativas. Sumado a esto, en este 2020 la crisis sanitaria ha dejado al gremio artístico desempleado y junto con ello la disminución de consumo de arte, lo que ha puesto en crisis al talento nacional que se ha valido de la versatilidad de su trabajo para sobrevivir.
En entrevista digital para esta columna, Lau Charles y Pablo Tonatiuh, jóvenes cineastas mexicanos ganadores de premios como el ECOFILM y que en su trabajo visual tocan temas como explotación infantil, feminicidios y campañas de cuidado animal, comentan que en un inicio el panorama fue aterrador, el cine se congeló y con ello perdieron el apoyo económico de la academia, el acceso al financiamiento público, trabajos y becas que los ayuden a sostenerse y a sus proyectos.

Pablo se sostiene de la renta de su equipo de grabación, aunque no es tan frecuente ahora. Para Charles afortunadamente “no hay época en la historia de la humanidad que no tenga pintura” y ha echado mano de su otra carrera en artes visuales haciendo retratos para ganarse el día a día. Para ambos el futuro en sus carreras es incierto y más porque los medios masivos con recursos propios ya comenzaron con actividades de grabación.

En otras áreas del arte, el panorama no es distinto. Adrián Cervantes, dos veces ganador del premio nacional de dibujo en San Luis Potosí, relata que perdió su ingreso como docente de artes plásticas, al igual que oportunidades para pintar murales y otros proyectos. Ha tenido que trabajar haciendo retratos y tatuajes, con lo que logra cubrir sus gastos personales.

En la actuación el panorama no pinta diferente. Silvia Sánchez confiesa que no tiene ingresos desde hace tres meses y que sólo recibió un apoyo, no por parte del gobierno, sino de la empatía de artistas que se solidarizaron y aportaron una subvención a los actores y actrices que se quedaron sin ingresos.
Silvia también es artesana, pero desgraciadamente no se puede sostener de su producción, ya que los locales que venden su material se han cerrado por no ser productos de primera necesidad. Su forma de mantenerse es por medio de su compañero, quien que le aporta para comer. La bella actriz sigue buscando oportunidades haciendo castings virtuales, aunque dice que no ha logrado conseguir nada a la fecha.
En contraste, para Ricardo Escartín, escritor que puedes encontrar en la enciclopedia de poetas mexicanos, y quien también posee la carrera de dentista, comenta que tiene el tiempo para adentrarse en la poesía, la lectura y arte como el puntillismo. Así logra calmarse y sostenerse.
De la misma manera, Izca, músico, arreglista y compositor manifiesta que “vamos a estar bien. Sólo necesitamos terminar de educarnos a esta nueva manera de hacer las cosas (…) Descubrir que puedo hacer las cosas desde casa ha sido muy benéfico para mi estilo de vida”.
Para estos artistas, aunque tampoco ha sido fácil, la pandemia se vive de formas muy distintas, ya que el arte, al igual que todo, no está exento de la desigualdad. Hay quienes lo pasan de una manera cómoda y tranquila, y quienes están padeciendo hambre o enfermedad.
Como gestor cultural me preocupaba el futuro del artista. Como encargada del cultivo de su arte no veo aun bien dónde plantarlos, en qué foro ver la cosecha, o en qué calle comprar ahora este producto que parece no ser visto como de primera necesidad. Todos los entrevistados temen que haya escasez y rezago social en su ámbito. Unos no tienen idea de lo que les pronostica el futuro, otros se ciñen a la idea de que no habrá más que adquirir nuevos conocimientos y el uso de herramientas, como los medios digitales. Varios piden que el gobierno replantee una forma de bajar apoyos, y tanta es la incertidumbre que piden también que estos sean pequeños para que les toque a más artistas, además de pedir que las empresas no dejen de hacer convocatorias y consultar a artistas independientes. Al final, todos subrayan la frase “seguiremos resistiendo”, mientras están ocupados en el desarrollo de nuevas técnicas que les permitan sobrevivir.
Sin embargo, ya ha aparecido un salvavidas en el arte, al menos para algunos del gremio. En la lucha del vivir la Asamblea por las Culturas de la Ciudad de México, No vivimos del aplauso y MOCCAM han hecho una petición a presidencia para hablar del futuro de los artistas y exponer la situación precaria de la mayoría. Ellos exigen 15 mil pesos de apoyo para 100 mil artistas. Esperemos sean respondidas sus dudas y sus necesidades y el arte logre subir al salvavidas.