Capital, la cabeza que infecta al cuerpo
Por Gustavo Baltazar López
Si capital en su etimología latina refiere a la cabeza, ahora invito a hacer un cuestionamiento acerca de ella y el cuerpo al que pertenece.
Capital de Guerrero
En la semana conmocionó (literal y figurativamente) la noticia de que pobladores de Quechultenango, Mochitlán y Chilpancingo, en Guerrero, realizaron un bloqueo a la Autopista del Sol, a la altura de la capital del estado. Los manifestantes exigían la liberación de dos líderes transportistas, a quienes la prensa identificó como cabecillas del grupo criminal de «Los Ardillos».
Los miles de pobladores bloquearon carreteras, se enfrentaron a policías estatales y a guardias nacionales hiriendo a una decena de elementos de seguridad. Además, tomaron a 13 personas de rehenes y robaron un camión blindado tipo «Rhino», con el que derribaron la puerta del palacio de gobierno de Guerrero para exigir una mesa de diálogo.
Luego de dos días de bloqueos, los pobladores liberaron a los rehenes, las vías de comunicación y entregaron el vehículo blindado. El gobierno estatal les prometió realizar obras comunitarias en las regiones de la Montaña Alta y en el Centro de la entidad. En eso quedó…
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Capital del Estado de México
Después fue Toluca, capital del Estado de México. Ahí también ocurrió la conmoción, pues asesinaron y calcinaron a tres personas ¡adentro de la Central de Abasto! Tres de ellos eran menores de edad (como vemos, el crimen es más democrático, que quienes panfletean y promueven aquella forma de gobierno).
La Secretaría de Seguridad del Estado de México detuvo a cuatro elementos de seguridad privada, quienes podrían estar implicados o coludidos con el crimen. Y es que están investigando por qué cuando los asesinos dispararon contra los comerciantes, el personal de seguridad no activó el botón de alerta que los conecta en tiempo real con el C5 y por qué no le permitieron el ingreso a la Central a los policías estatales.
Además, se indaga si los elementos de seguridad apagaron las videocámaras de adentro de la Central cuando ocurrió el ataque.
¡La seguridad que se contrata y por la que se paga podría estar coludida con el crimen! ¡Qué gran noticia es descubrir que un instrumento que debe brindar protección represente lo contrario! Y en este sentido va la siguiente noticia, todavía más alarmante:
Capital de México
En la Ciudad de México, capital del país, se descubrió que durante la actual administración han sido desaparecidas 68 personas. Este crimen es atribuido a ¡la policía o el ejército! Esto quedó registrado en el control interno oficial de la Secretaría de Gobernación que alimenta la base de datos de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), de acuerdo con REFORMA, el martes 11 de julio.
Como vemos, una de las grandes noticias no es que la entidad acumula un histórico de 6 mil 36 desaparecidos (¡los contabilizados!); ni que en la actual administración sean 4 mil 949 (los contabilizados); o que en el anterior gobierno son 865 y en el pasado 951… ¿ya les mencioné que se trata de los desparecidos que, valga la ironía, se cuentan?
De acuerdo con el Primer Informe Semestral de la Fuerza Armada en Tareas de Seguridad Pública de mayo de 2023, la delincuencia organizada mantiene confrontaciones abiertas contra la autoridad civil y militar teniendo el apoyo de la base social en Guerrero, Tamaulipas, Sinaloa y Michoacán.
Las Fuerzas Armadas reconocen que la delincuencia tiene bases sociales cuando hablan del despliegue de unidades territoriales. Dice el documento:
“Estas operaciones tienen como propósito salvaguardar el orden interno, garantizar la seguridad de la población y de las instituciones, mediante el debilitamiento de las organizaciones delictivas y restándoles influencia con la base social”.
Sin embargo, el informe no identifica qué hacer cuando una fuerza de seguridad pública legítima comete crímenes en contra de quien la legitima y menos todavía cuando el crimen asedia una capital.
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¿Qué pasa con el cuerpo cuando la cabeza se enferma?
Si en una capital residen gobierno central, miembros y todos los órganos supremos del estado, ¿qué nos dice y de qué habla el hecho de que las capitales geográficas de algunas entidades se encuentren acechadas por el crimen?
Si también la capital/cabeza se caracteriza por el hecho de que predomina en ella una actividad económica, cultural o administrativa, entonces, ¿qué pasa con el resto del cuerpo? ¿Qué significa que una capital sea reconocida por hechos como los anteriores? ¿Qué gnifica para el cuerpo que en su cabeza la criminalidad sea una de sus principales actividades? ¿Significa que el poder está corrompido desde su núcleo y ha hecho de esta corrupción su principal actividad?
El cuerpo de la cabeza también está infectado.
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