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Hijo de la luna: el homenaje de Mecano a un gran poeta

Hijo de la luna es una canción del famoso grupo conformado por Ana Torroja y los hermanos Nacho y José María Cano. Cuenta la historia de una gitana que invoca la presencia de la luna para pedirle un favor: «desposar un calé», es decir, un gitano. A cambio, la luna pide el primer hijo del matrimonio.

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Nace un niño, pero con una piel blanquísima que no se corresponde con el tono del matrimonio. El gitano, creyendo que su esposa le ha sido infiel con un payo —un hombre –no gitano— monta en cólera y la acuchilla. Luego abandona al bebé en un monte, donde la luna lo acoge. Desde entonces, la luna cuida al niño. Cuando llora, le hace una cuna: ese es el cuarto menguante que observamos en el cielo.

La historia de Hijo de la luna tiene un aire de mito. Explica un fenómeno natural a partir de una historia que acontece en un tiempo indefinido. Y es trágico en el asesinato de una mujer a manos del marido que tanto deseó. Este sentido de la tragedia es semejante al de un poeta español, conocido por su poemas y obras de teatro trágicas inspiradas en la cultura gitana de la región de Andalucía en España.

Federico García Lorca en 1919

En poemarios como Romancero Gitano, Poema del cante jondo y obras de teatro como Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, Lorca renovó la tragedia —en el sentido original de los griegos, como Eurípides y Sófocles— con temas extraídos de la cultura gitana. Para él, existía un vaso comunicante entre la cultura helenística y la gitana: el desbordamiento de las pasiones en el culto a Dionisio, el dios del vino, el éxtasis y la locura. Además, este culto exigía el sacrificio de un animal de culto: un toro. Según el poeta, ese era el origen de la corrida de toros en Andalucía y el espíritu poético y desbordado, al que llamaba duende, era propio de la cultura andaluza. En esta etapa de su obra, Lorca pretendía restaurar la fuerza de la tragedia a través de la restauración de sus orígenes.

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En el poema Romance de la luna, luna, la luna dialoga con un niño que finalmente se lleva al cielo, mientras un grupo de gitanos se lamenta ante el cuerpo muerto del niño:

Cómo canta la zumaya,

¡ay cómo canta en el árbol!

Por el cielo va la luna

con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,

dando gritos, los gitanos.

El aire la vela, vela.

El aire la está velando.

Mecano referencia —¿reescribe?— este poema en Hijo de la luna.

En Bodas de Sangre, La novia está a punto de casarse con El novio. Sin embargo, una fuerza misteriosa arrastra La novia a escaparse a caballo con Leonardo. Una muchedumbre enfurecida, encabezada por El novio, persigue a los amantes con la intención de vengarse. La luna, que desea sangre, ayuda a la búsqueda iluminando con su luz el bosque oscuro; la Muerte, bajo la forma de una mendiga, también se hace presente. El Novio y Leonardo se apuñalan mutuamente fuera de escena. En la escena final de la obra, la madre del novio y la novia se lamentan de la muerte de ambos, pero con una fijación particular en el cuchillo como instrumento del sacrificio a la luna y la muerte:

Vecinas: con un cuchillo,

con un cuchillito,

en un día señalado, entre las dos y las tres,

se mataron los dos hombres del amor.

Con un cuchillo,

con un cuchillito

que apenas cabe en la mano,

pero que penetra fino

por las carnes asombradas

y que se para en el sitio

donde tiembla enmarañada

la oscura raíz del grito.

También en Bodas de Sangre, la luna aparece como una fuerza misteriosa que guía el acontecer dramático de la narración.

Sin embargo, es necesario mencionar que el cuchillo presente en la obra, vuelve a aparecer en la canción Cruz de navajas, donde dos rivales se acuchillan a causa de una mujer.

Las resonancias literarias de la tragedia griega pasan por García Lorca y llegan hasta Mecano, ¿quién lo diría?

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