La imponente Casa–Fortaleza de Emilio «El Indio» Fernández
Caminando por calles poco transitadas de la colonia Santa Catarina —donde se encuentra el centro de Coyoacán— es posible encontrarse con uno de los edificios más impresionantes que pueden verse en la Ciudad de México.
Se trata de la Casa–Fortaleza del director de la época de oro del cine mexicano, Emilio Fernández. Quizá recuerdes a María Félix, Dolores Del Río, Columba Domínguez o Pedro Armendáriz en películas como Enamorada, María Candelaria, Maclovia o La Perla… si es el caso, seguramente has visto alguna película dirigida por Fernández.
Algunos dicen que aún si no has visto ninguna de las películas del director, de todas maneras lo conoces, pues cuenta una leyenda muy extendida que el hombre de la estatuilla insigne de los Premio Óscar, ¡no es otro que Emilio Fernández! El futuro director, exiliado en Estados Unidos, habría posado desnudo para la elaboración de la estatuilla. Sin embargo, la Academia estadounidense desmintió esta anécdota.
¿Quién es Emilio Fernández?
Emilio Fernández nació en 1904 en Mineral del Hondo, en el municipio de Sabinas, Coahuila. Desde su juventud luchó en la cruenta Revolución en la Rebelión delahuertista contra el gobierno de Álvaro Obregón. Tras el fracaso de la rebelión, Fernández fue apresado, pero logró escapar hacia Estados Unidos, donde llegó a trabajar como extra y doble de riesgo en Hollywood. El cine lo acompañaría toda la vida.
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La Casa-Fortaleza de Emilio Fernández
El éxito de sus películas le permitió construir la majestuosa casa que se ubica en la colonia Santa Catarina. La casa, diseñada por el arquitecto Manuel Parra, evoca y moderniza elementos de la arquitectura de las haciendas mexicanas para crear una lujosa morada llena de historias y evidencias de la bulliciosa vida social de la farándula mexicana de antaño.
María Félix, Agustín Lara, Marylin Monroe, José Alfredo Jiménez, Cuco Sánchez, Javier Solís, Chavela Vargas y Diego Rivera son apenas algunos de los invitados que alguna vez tuvo la casa. La cocina es de estilo poblano y se dice que el salón tiene una parte del antiguo piso del Palacio Nacional. En el comedor hay una enorme pintura de gallos de pelea. Los jardines y estancias son hermosos.
La casa está atiborrada de fotografías de Fernández acompañado de sus amistades e invitados. La casa fue más grande de lo que es actualmente, pero el director mexicano tuvo que reducir su tamaño con el paso de los años. Aun así, la construcción es enorme.
Además, dicen las malas lenguas que la sombra del cineasta puede verse repentinamente mientras ronda furtivamente por la casa, sobre todo en torno a la recámara.
No cabe duda de que vale la pena visitar el lugar. La casa no siempre está abierta, por eso vale la pena informarse en sus redes sociales: Facebook y Twitter. Las visitas alrededor el Día de Muertos son imperdibles.
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